Equilibrar el peso: las tareas del hogar

Georgina Guadalupe Carbajal

5:30 de la mañana era el horario indicado en la alarma de Erika. Desde temprano sabía la rutina: despertar a los niños, preparar el desayuno, ayudarles a encontrar las cosas y apurarse para el trabajo.

 

Había intentado que sus hijos le ayudaran:

 

-Martín, saca a pasear al perro. Pero llévate el cubrebocas ¡eh!

 

Aunque sin ganas, a sus 13 años, Martín prefería salir que hacer cualquier otra cosa.

Mariana, la hija de 15 años, entró a la cocina:

 

-Necesito que pongas la lavadora

 

-Pero ya lavé los trastes de la mañana

 

-Sí y yo cociné y lo volveré a hacer, así que ayúdame.

 

Mariana se fue replicando, pero sin opción. Al rato llegó Martín con el perro y contó que se había encontrado un señor muy chistoso.

 

-Seguro te divertiste ¿no?, dijo Mariana

 

Erika se dio cuenta que algo molestaba a Mariana,

 

-¿Por qué estás enojada?

 

-Porque siempre le pones las tareas divertidas a Martín y a mí siempre me toca lavar

 

Sin respuesta, Erika sabía que algo no esta bien en la forma en la que distribuía las tareas. Así que volvieron a pensar en qué actividades realizaría cada uno, y acordaron hacerlo de forma rotativa; algunos días, Martín lavaría trastes y Mariana pasearía al perro; así sería más amable para todos.

 

 

La distribución de las tareas en el hogar debe crear un espacio armónico y en el que se puedan desarrollar acuerdos.

 

Los Centros de Comunidad y Aprendizaje (CECODAP) sugieren que te preguntes:
¿Cuáles son las tareas que se necesitan, cuántas personas vivimos en el hogar, de qué edades, con qué tiempo disponen?