¡Ejercer o sufrir violencias!
¿Se pueden evitar?
Estamos por cumplir casi un año desde que iniciamos el confinamiento por la pandemia de Covid 19.
Llegó el día que -desde hace algunos años- mis padres tanto esperaban, o al menos eso parecía por las palabras que me decían.
Algo que había cambiado en la vida de Alejandro fue que aumentó considerablemente sus compras en línea. Primero, con el pretexto del confinamiento y ahora, porque se había acostumbrado a este tipo de comercio.
Margarita Lignan Camarena Vas a decir que estoy bien loca, pero a veces en mi cabeza suenan voces que no …
Quiero compartirte cómo un día me quité el velo gris de la desesperación y lo que aprendí de mí.
Quiero compartirte cómo un día me quité el velo gris de la desesperación y lo que aprendí de mí.
Cuando era niña casi nada se podía, no teníamos dinero, mi padre se marchó (sólo él sabe a dónde) y mi madre enloqueció por muchos motivos; porque la responsabilidad era grande, porque por primera vez tendría que trabajar, porque su plan no era criar hijos sola, porque su corazón estaba hecho fragmentos y sobre todo, porque la vida la obligó a renunciar de golpe a todo lo que había soñado.
“Qué fastidio con la maestra de cálculo que deja tanta tarea, ¿no ve que no sólo voy a la escuela?, tengo que trabajar… ¡Me choca!, si el bruto de mi papá no se hubiera ido a hacer su vida sin nosotras.”
Desde niños habían vivido en la misma colonia y, después de haber formado sus propias familias, decidieron seguir en el mismo lugar pues así podrían seguir conviviendo. Karina se había separado y solo vivía con su hijo de 12 años. Mientras que Osvaldo, su hermano tenía dos hijos, una niña de 7 y un chico de 14 años.