A mi Bere le encanta ir al parque y subirse a la resbaladilla más alta, la de caracol; la enseñé a echarse de espaldas y en cuclillas y aunque algunas veces se cayó, ya se ha vuelto de lo más ágil y puede hacerlo muy bien.
El problema es que su mamá, es decir, mi ex esposa, no está tan contenta con ello, no le hacen nada de gracia nuestros trucos y dice que simplemente yo soy un mal papá y que no la sé cuidar.
En su último festival escolar, el de la Navidad pasada, tenía que ir disfrazada de estrella, y como ese fin de semana me tocaba a mí, le hice un traje padrísimo con cartulina y foquitos de led, así todo espacial, entre morado, azul rey y plata; la verdad pesaba un poco, pero se veía espectacular; claro, hasta que de tanto prenderle y apagarle ella misma lo descompuso y salió llore y llore en una foto; cuando su mamá la vio, otra vez dijo que yo hago todo mal y que qué me costaba comprarle un disfraz hecho como el de las demás niñas, azul pastel con brillitos; pero es que mi Bere no es para nada como todas las niñas, ella es mucho más audaz, se parece a mí, nos gusta hacer todo diferente.
Alicia, mi ex, a veces dice que ella es “mamá y papá” y que tiene que hacer todo sola; supongo que eso lo dice porque Bere vive con ella y no conmigo. Nunca las he dejado solas, yo gano menos, eso es cierto, pero contribuyo con lo que me asignó el juez y un poco más, porque con todo el cariño le voy comprando cosillas que veo que le hacen falta o que simplemente quiere tener; sólo que Alicia compara la situación con la de sus amigas divorciadas que tienen ex esposos con mucho dinero y les pasan pensiones extraordinarias, pero vaya, si ese dinero no lo tuve viviendo juntos, menos ahora que hay que pagar cuentas separadas, renta, agua, súper; por eso un juez asignó lo que se supone que es justo de acuerdo con lo que puedo.
Un tiempo me quedé sin chamba porque hicieron recorte en la empresa y ni modo, me tocó; sin embargo, aunque no podía dar la cuota fijada, yo le llevaba algo que sacaba por aquí y por allá haciendo trabajitos; pero en esas semanas no me dejó ver a mi Bere. ¿Sabes?, eso sí que es cruel, mi niña no es moneda de cambio, no es algo que compro, no me gusta sentir que pago por verla y no es cierto que están solas. Yo no digo que yo sea “papá y mamá”, sólo soy el padre de Bere con todo el derecho que me dan la naturaleza y mi corazón.
También me lastimó muchísimo ver las fotos que Alicia publicó en su red, donde está con su nueva pareja y su nuevo bebé, eso es lo de menos francamente; el problema es que en medio de los dos está mi hija y sobre la foto hay un letrero que dice “El mejor papá”; mira yo respeto a su pareja, pero es inmoral, por no decir inhumano, negarme así en la vida de mi chiquita.
Como pareja Alicia y yo no funcionamos, ya no importa por qué, ya no me interesa convencerla de nada, pero tampoco puedo tomar como absolutamente verdaderas esas que dice que fueron sus razones.
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Quiero que mi hija crezca libre de decirme lo que le parece y lo que no, lo que le falta, lo que desea, que me reclame o me confíe un secreto, pero desde su propia voz, no desde la de su madre, que en realidad está enojada conmigo porque no le cumplí el sueño que siempre imaginó y nunca le propuse, para ella soy un perdedor y por eso el letrero de “El mejor papá”, de plano no va conmigo.
Desde luego no soy una mamá, soy un hombre y hago las cosas distinto, quizá es cierto, soy un poco más torpe, un poco más rudo, menos cuidadoso, soy incapaz de detectar 5 días antes que le va a dar un resfriado o de saber si llora porque de verdad le duele algo o por aburrimiento; tal vez, como he escuchado por ahí, el instinto paterno no existe, pero el cariño sí y cuido a mi hija lo mejor que puedo siendo la persona que soy.