Juguemos sin violencia

Todos los miércoles mis cuates y yo jugamos en un equipo mixto de fútbol en la liga del barrio, pues a la mayoría nos gusta mucho este deporte y nos sirve cómo distracción a mitad de la semana.

 

Estos miércoles de fut se volvieron toda una “tradición”, pues desde hace cinco años jugamos juntos, y ello ha permitido que entre las familias de cada uno de los integrantes del equipo, se forme una buena relación.

 

Desafortunadamente, en uno de nuestros partidos, los miembros del equipo rival empezaron a tener una actitud muy hostil contra nosotros. A los pocos minutos de haber iniciado el juego comenzaron a insultarnos, después a empujarnos sin que estuviera en disputa el balón, y posteriormente varios de ellos trataron de irse sobre nosotros a golpes.

 

Afortunadamente, el árbitro del partido, realizó un buen papel como mediador ante el conflicto que se estaba generando.

 

Llamó a los dos capitanes de los equipos, para que ambos pudieran expresar las versiones de lo que estaba ocurriendo, y posteriormente propuso algunas ideas que ayudarían a resolver -sin violencia- las molestias de los jugadores.

 

Al terminar el diálogo, ambos jugadores -con ayuda del árbitro- conversaron con sus respectivos compañeros de equipo para recordarles que el propósito de reunirnos para jugar es divertirnos sanamente. Algunos se quejaron porque comentaron que algunos jugadores contrarios eran demasiado agresivos o los retaban haciendo gestos o hasta ofensas, entonces, el árbitro decidió detener el partido.

 

Todos pensamos que se iba a terminar ahí, sin embargo, el árbitro nos convocó al centro de la cancha y nos pidió que dijéramos qué nos molestaba, sin señalar ni juzgar a nadie en particular. Cuando entendimos qué estaba sintiendo el otro, nos dimos cuenta que, aunque no era a propósito, algunas acciones estaban siendo antideportivas, por lo que, en unos minutos, acordamos reanudar el partido reconociendo que venimos a divertirnos y a convivir, porque el hecho de que fueran nuestros rivales de juego, no implicaba que fueran nuestros enemigos.

 

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