Una comunidad de respaldo

Guadalupe Georgina Carbajal

A pesar de que el autobús llevaba menos gente de lo habitual, Lucía no dejaba de tener miedo por contagiarse, justo en su quinto mes de embarazo. Intentó despejar su mente y pensar en otra cosa, para evitar concentrarse en la angustia que había sentido en las últimas semanas. 

 

Mientras avanzaban en el tránsito, Lucía logró ver entre los puestos, uno que vendía fruta y tenía una gran pila de mangos que atrajeron su atención. Quizá porque necesitaba pensar en algo dulce y colorido como la fruta, pero la realidad es que cada que veía un mango pensaba en el árbol que estaba frente a su casa en Veracruz. 

 

Esta imagen la puso a pensar en cómo, desde hacía diez años que llegó al DF, se había sentido un poco sola, a pesar de las grandes cantidades de gente en todas partes. Ese día tuvo el sentimiento de soledad que se acrecentaba con la angustia. 

 

Por fin llegó a la parada que la dejaría a unas cuadras de su casa, por lo que pensó en pasar a comprar la fruta que tantos recuerdos le había traído. Mientras esperaba a que la atendieran, escuchó una voz, que le resultaba conocida. 

 

-¿Quieres que te ayude a llevar las compras a tu casa?

 

Lucía estaba un poco sorprendida porque sabía que en algún lado había visto a esa mujer que, aunque amable, la hacía dudar para recibir ayuda; con un ligero movimiento de cabeza, ella se negó y alejó un poco. 

 

-Tranquila, soy tu vecina. Vivimos en el mismo edificio, sólo que yo estoy un par de pisos abajo. Nos hemos visto en la entrada. Voy para allá y tú no deberías cargar tanto en ese estado. 

 

Aunque aún desorientada, Lucía aceptó la ayuda.  Las mujeres recibieron su pedido, caminaron juntas, y reanudaron la charla. 

 

-¿Por qué no te está apoyando tu marido? Casi no lo he visto y tú deberías extremar cuidados y evitar salir.

 

-En realidad no salgo mucho, a mí me da miedo.  Pero Arturo, mi marido, ha tenido jornadas muy pesadas porque trabaja para un negocio que reparte material médico. Así que no me puede ayudar. 

 

-¿Y tu familia, ellos no podrían traerte las compras?

 

-Yo soy de Veracruz, así que todos están allá. 

 

Para ese momento, no sabía si por su recuerdo en el transporte o por esa charla que no había tenido en días, pero Lucía comenzó a sentirse sensible y a punto de llorar. Ya estaban en la entrada del edificio y, a pesar del cubrebocas, se notaba la tristeza de Lucía. 

 

-¿Sabes que en el edificio tenemos una red de apoyo vecinal que podría ayudarte?

 

Por supuesto, intrigó mucho a Lucía escuchar que muchos de sus problemas podrían solucionarse, pero, sobre todo, se sintió acompañada. 

 

-Ahora, con esto de los celulares, algunos vecinos se mandan mensajes y les avisamos por teléfono de casa a quienes no “le saben tanto” a la tecnología. Mira a Teresa, a la vecina del 401, le llevamos las compras porque tiene una edad avanzada y muchas complicaciones médicas. 

 

-Pero yo no quisiera molestarles. Ya tienen mucho con sus cosas. 

 

-No pasa nada, vamos al mismo tiempo que para hacer nuestras compras. Pero, además, la red también sirve para cuando necesitamos hablar con alguien, o de pronto si vemos que hay cosas irregulares en el barrio. También nos hemos enviado alertas sobre noticias falsas. En fin, no sólo puedes pedir ayuda, sino que la idea es que tú misma apoyes con lo que puedas.  

 

-Eso me haría sentir muy útil y acompañada. 

 

-Para eso es que creamos una red vecinal, para ser una comunidad más fuerte frente a esta crisis.

 

 

Si conoces casos como el de Lucía, quizá sea un buen momento para ser parte del cambio y crear una red de vecinos, aquí te decimos cómo y para qué sirven:

 

¿Cómo crear una red de vecinos?

 

  • Si vives en una zona con poco acceso a internet o celulares: organicen un directorio con teléfonos fijos. 
  • Busca la existencia de grupos vecinales en redes sociales. Es muy posible que existan ya algunos por edificio, unidad habitacional o colonia. 
  • Organicen un directorio de productos o servicios cercanos. De esta forma apoyas a la economía local.
  • Conozcan y difundan el número de emergencias: 911
 

¿Para qué sirve una red de apoyo vecinal?

 

  • Intercambiar o comercializar productos y servicios. 
  • Apoyar a quien lo necesite.
  • Comunicarse y cuidarse. 
 

Quizás haya algún vecino o vecina con quien no platicas: es el momento de saludar y preguntar cómo está.