Tal parece que ni la emergencia de salud por el Coronaviruas a la que nos enfrentamos, es capaz de detener la ola de violencia contra las mujeres que viene afectando a México durante los últimos años.
Esta vez fue Ana Paola, una adolescente de 13 años a quien dentro de su propia casa le arrebataron todos su sueños, mientras su madre salió al súpermercado a abastecerse de víveres para afrontar la cuarentena obligatoria.
Como comúnmente se critica en estos casos, Ana Paola no salió a altas horas de la noche, no vestía de manera “provocativa”, tampoco se encontraba en el lugar equivocado. Se quedó en su casa en Sonora para salvaguardarse de la pandemia, sin pensar que la pandemía más peligrosa a la que se enfrenta México –la violencia contra la mujer-, la alcanzaría.
De acuerdo con ONU Mujeres, las emergencias humanitarias, los desastres y las pandemias mundiales ponen a las mujeres y las niñas en mayor riesgo de ser víctimas de casos de violencia. La necesidad de permanecer en los hogares por la crisis de Covid19 que adolece todo el mundo, puede agudizar los riesgos para mujeres y niñas, particularmente las jóvenes.
ONU Mujeres advierte que durante 2019 se registraron 98 casos de niñas y adolescentes víctimas de feminicidios y 191 niñas y adolescentes víctimas de homicidio doloso, lo que refleja que en México, a diario una niña es asesinada.
Prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas, es una tarea fundamental para toda la sociedad, y al mismo tiempo un objetivo primordial en el contexto de la pandemia de Coronavirus. Para evitar la violencia contra las mujeres en México, se requiere generar políticas y estrategias de prevención de la violencia de género que ataque los orígenes de esta y las causas estructurales.
“Pese a esta emergencia, no debemos abandonar la lucha por defender los derechos humanos de las mujeres y las niñas, y exigir que se implementen medidas urgentes para atender a las víctimas de la violencia de género”.
Queda claro que la violencia de género, más que el Coronavirus, sigue matando silenciosamente en muchos lugares de México y el mundo, y no podemos quedarnos con las manos cruzadas.