Violencia en las escuelas

Los docentes también violentan

Yeyetzi, está en su cuarto año de primaria, es una niña inteligente que siempre ha tenido buenas calificaciones y le gustan las matemáticas; a pesar de ello, su madre notó que la profesora le ponía muy malas notas a sus exámenes aunque sus respuestas fueran correctas, le dejaba más tarea que al resto y la ponía a hacer actividades extra porque decía, era la más “burra” de la clase. El colmo fue cuando la niña, entre lágrimas, le suplicó a su mamá que le cambiara el nombre, gritaba que no le gustaba porque su maestra hacía que sus compañeras y compañeros se burlaran de ella todo el tiempo por llamarse así.

 

Lo que le sucedió a Yeyetzi, es un ejemplo de la violencia que se vive en las escuelas y que alumnas y alumnos, no reportan o denuncian porque existen actitudes normalizadas o por temor a las represalias por parte del profesorado. No importa si tienen 6, 10, 15 o 20 años, la violencia en las aulas puede estar presente en cualquier etapa de la vida escolar.

 

Hay que estar muy alertas a cualquier actitud, palabra e incluso golpe (por más insignificante que parezca) de un profesor hacia una alumna o alumno, que los humille, sobaje, excluya, dañe, controle o discrimine.

 

Hacer que pase un alumno que no es bueno en matemáticas a resolver un problema enfrente de todo el grupo con la intención de que todas y todos se burlen de él, es violencia. Hacer comentarios provocativos/lascivos a las y los alumnos, es violencia. Llamar a las y los alumnos con apodos como gordo, mugrosa, feo, o insultos como tonta o burro, es violencia.

 

¿Cómo padres, podemos saber que esto le sucede a nuestras hijas e hijos?

 

Sí, además de la confianza y la comunicación para que te digan lo que está sucediendo, hay algunas señales como:

 

  • Pierde interés en la escuela, baja su desempeño y pone cualquier pretexto para no asistir a clases.
  • Notas que sus tareas son demasiadas o tiene un nivel más avanzado al que le corresponde.
  • Le pone malas notas sin razón alguna.
  • Tiene rasguños, moretones u otro indicio de violencia física.

Si has notado cambios en tu hija o hijo, identificas que se siente excluido, te comenta que su profesora o profesor es grosero con ella o él, investiga con compañeras o compañeros, habla con el profesorado y en todo caso toma medidas acercándote a las autoridades del plantel.