Piropos que no son piropos

Piropos que no son piropos

Ainhoa Suárez Gómez

Mi amiga canadiense vino a la Ciudad de México de visita. Yo preparé un itinerario para que pudiera conocer los lugares más emblemáticos de la capital. Un día mientras caminábamos por el Centro Histórico, un grupo de tres hombres nos chifló. Amanda, mi amiga, no se dio cuenta porque estaba impresionada con la arquitectura del Palacio de Bellas Artes y no dejaba de tomarle fotos al edificio. Yo, en cambio, sí supe que ese sonido estaba dirigido hacia nosotras, pero decidí ignorarlo. Los hombres insistieron. Yo opté por no hacerles caso hasta que escuché un comentario que me hizo confrontarlos.

 

—Quién fuera peine para perderse en esa rubia cabellera. Dijo uno de ellos.

 

Voltee inmediatamente. Roja de la rabia le pedí al hombre que se guardara sus comentarios.

 

—Pero si es un piropo, no debería de molestarte —me dijo.

 

Le pedí que por favor evitara hacer este tipo de comentarios que no eran requeridos a mujeres que no conocía. Él soltó una risa burlona y yo preferí seguir el recorrido con mi amiga.

 

En nuestro país, las mujeres suelen escuchar “piropos” en la calle. Se trata de comentarios hechos por hombres en espacios públicos que casi siempre tienen una referencia sexual y que se asumen como un halago por parte de quien lo dice. En realidad, es un tipo de acoso callejero porque estas situaciones son hostiles para las mujeres adultas, adolescentes e incluso niñas que los reciben. Lejos de ser agradables, quienes somos víctimas de este acoso nos sentimos intimidadas, amenazadas e incluso atemorizadas al pensar que alguien cree tener poder sobre nosotras y nuestros cuerpos.

 

También puedes leer: Yo tengo voz

 

Por eso es importante recordar que detrás de esa idea de galantería se esconde un tipo de acoso que debemos visibilizar y erradicar. El piropo es una agresión para quien lo recibe porque no establece un diálogo entre dos personas, sino un vínculo unilateral, del hombre que aborda a la mujer. Además, vulnera el derecho de las mujeres a transitar libremente y con tranquilidad sin ser “sorprendidas” por supuestos halagos. Finalmente, no debemos olvidar que el piropo piensa a la mujer como un objeto de placer y no como un ser humano más con derechos propios.

 

Es trabajo de todas y de todos promover actitudes que nos ayuden a visibilizar estas prácticas y evitarlas. Todas y todos debemos de tener la libertad de caminar por el espacio público sin sentir temor.

 

 

Si quieres saber más información acerca del tema, te invitamos a que consultes: Los piropos: ¿halago o violencia contra las mujeres? https://www.gob.mx/conavim/es/articulos/los-piropos-halago-o-violencia-contra-las-mujeres?idiom=es