Yo tengo voz

Yo tengo voz

Ainhoa Suárez Gómez

Recuerdo mi primer parto con sentimientos encontrados: ilusión, felicidad, nervios y miedo. En la sala de partos yo seguí las recomendaciones que había aprendido en mi curso para partos. No obstante, después de estar varias horas en labor, un médico le comentó a otro que era necesario hacer una cesárea. Yo quería evitar a toda costa una operación de ese tipo, pero no pude elegir. Los médicos tomaron la decisión de intervenir sin ni siquiera consultármelo.

 

Mi hijo Lucas nació sin ningún problema. Lo escuché llorar entre el ruido del personal de quirófano. Una enfermera me enseño su cara. En ese momento no había cosa que ansiara más que tenerlo entre mis brazos. Sin embargo, por razones que todavía hoy sigo sin entender, no me dejaron cargarlo. En más de una ocasión pedí que por favor me lo trajeran, pues yo sabía que era muy importante tener al bebé cerca de mi cuerpo esos primeros minutos, pero me pidieron que me tranquilizara, asegurándome que me lo llevarían a mi cuarto en cuanto fuera conveniente.

 

Pasaron un par de horas que para mí fueron una eternidad. Por fin pude ver a mi hijo y amamantarlo. Tenerlo cerca fue una sensación indescriptible. Lucas y yo salimos sanos del hospital un par de días después.

 

A pesar de que todo salió perfecto con el nacimiento de Lucas, hoy sé que durante esas horas viví un tipo de violencia que muchas parturientas viven. Se llama “violencia obstétrica” y se refiere al maltrato que puede sufrir una mujer embarazada en los lugares que prestan servicios médicos. Como es un tema del que se habla poco, las mujeres no sabemos que tenemos derechos en una situación tan compleja y desbordada de sentimientos como el nacimiento de una hija o un hijo. Sin embargo, es importante identificar algunos actos de violencia obstétrica para erradicarlos de nuestra cultura. Algunos ejemplos pueden ser:

 

  • Practicar el parto por cesárea, a pesar de que haya las condiciones para realizar un parto natural, sin el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer

 

  • Obligar a una mujer a parir inmovilizada o negarle la libertad de posición y movimiento durante el trabajo de parto

 

  • No permitir a la mujer cargar y amamantar a la o el bebé inmediatamente después de nacer

 

  • No atender de manera oportuna y eficaz las emergencias en el parto

 

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Las mujeres podemos elegir y debemos exigir tener partos humanizados. Partos en los que el padre y la o el bebé nacido estén junto a la madre; partos en los que se puedan usar analgésicos para disminuir el dolor; partos donde el procedimiento quirúrgico sea consultado con la madre y donde la protagonista sea ella y no el personal médico.

 

Si quieres saber más información al respecto, te invitamos a que consultes:

 

¿Qué significa un parto humanizado? https://www.reinamadre.mx/parto-humanizado/

 

¿Sabes en qué consiste la #ViolenciaObstétrica? https://www.gob.mx/conavim/articulos/sabes-en-que-consiste-la-violencia-obstetrica?idiom=es