Como cada año, en la empresa para la que trabajo, se llevó a cabo la convención en la que se presentan los proyectos más destacados, y que por su importancia, deberán atenderse en los próximos meses, pero en esta convención, no todo está enfocado al trabajo. También nos dan una buena comidita y una que otra copita para brindar con los demás colaboradores de la empresa, además de que en el evento se presenta un grupo musical para bailar un poco.
En esta última convención, todo transcurría de la mejor manera como en ocasiones anteriores. Todos bailábamos, reíamos y la pasamos de la mejor manera. Cuando de pronto; Héctor, un integrante del área de ventas, me invitó a bailar con él… De inmediato identifiqué que Héctor ya andaba pasado de copas, pero creía que no pasaría nada si solo bailaba con él un par de canciones. De pronto comenzó a decirme que desde hace tiempo yo le gustaba mucho, pero preferí no responder a sus comentarios y esperar a que terminara la canción para regresar a mi lugar.
Justo cuando la canción estaba por concluir, Héctor empezó a pasar su mano derecha sobre mi pecho. De inmediato reaccioné y quité su mano. Mi cara cambió radicalmente, por lo que Héctor se retiró, y yo me dirigí hacia la mesa donde se encontraba mi equipo de trabajo, para después retirarme del lugar, no sin antes escuchar a mi compañera Tania decir: “si no dices nada, lo seguirá haciendo”.
En el camino a casa, yo iba muy desconcertada, pero también molesta; incluso, lloré de coraje, porque aquello que hizo Héctor me agredió, me hizo sentir intranquila, y las palabras de Tania no dejaban de retumbar en mi cabeza. ¿Qué hago? Me preguntaba a cada rato, pensando en si debía decirlo o no.
Al día siguiente decidí que iría al área de Recursos Humanos para expresar lo que había ocurrido, pero no lo hice sola. Le pedí a Tania que me acompañara y así lo hicimos. Mientras tanto, en Recursos Humanos mandaron llamar a Héctor, quien al principio se había justificado diciendo que no lo recordaba, pues tenía “unas copitas de más”; sin embargo, Tania confirmó mi denuncia, asegurando que ella había visto todo, por lo que Héctor terminó aceptando su responsabilidad.
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Héctor fue separado de su cargo, ya que en el reglamento de la empresa, el acoso sexual está considerado como una falta grave. Además, el área Jurídica de la empresa sugirió que era importante emprender una demanda contra Héctor, pues se trata de un delito.
El acoso sexual también es un tipo de violencia contra las mujeres. La participación tanto de mujeres como de hombres es fundamental para prevenirlo y erradicarlo. Lo más importante es que, si sufres de acoso, ¡no calles! Denuncia y pide ayuda de las autoridades y de las personas a tu alrededor.