Menos gritos y castigos, más límites y comunicación

La crianza positiva

El mes pasado, Cami, la hija de 5 años de mi amiga Lety, empezó a llorar y darle golpes en la pierna porque no le compró la bolsa de paletas que quería; como estaban en un centro comercial, Lety se enojó tanto que la tomó muy fuerte del brazo y le dio unas nalgadas “para que se calmara”. Al llegar a casa, Cami se quitó el suéter y, al verla, mi amiga sintió un hoyo horrible en el estómago… ¡le había dejado marcas en su bracito! Ese día me llamó llorando por lo arrepentida que estaba pero me dijo que ya no sabía qué hacer, porque la niña estaba incontrolable.


Yo le propuse que se integrara al círculo de maternidad al que voy yo porque ahí luego nos pasamos tips y compartimos experiencias; cuando por fin se animó a ir, en una de las actividades, uno de los papás del grupo nos contó sobre la crianza positiva, información que por supuesto, tengo que compartirte:

Lo principal que tenemos que saber es que este modelo de crianza NO usa la violencia para educar, es decir, nalgadas, manotazos, jalones, pellizcos, gritos o humillaciones, estarán fuera de las relaciones madres/padres e hijas/hijos.

Para ello es importantísimo que tú como adulta o adulto, aprendas a manejar tus enojos y la frustración. Sí, lo sabemos, a veces suele ser difícil pero por las y los pequeñines, vale la pena.

 

Otra característica de este tipo de crianza, es el lenguaje positivo; en lugar de decir “No grites”, “no hagas” o “no puedes”, se usan alternativas dependiendo del caso: “recuerda que en la biblioteca tenemos que hablar bajito”, “¿y si mejor vamos por tus juguetes?” o “el cuchillo es peligroso pero me puedes ayudar haciendo esto otro”.

 

Algo más a establecer en casa son los límites (acá te decimos la importancia de éstos) y las consecuencias. Un tip bastante funcional es que las y los involucres en el proceso. Por ejemplo, tú dile que luego de la escuela, tiene que hacer sus tareas pero pregúntale: ¿qué prefieres hacer después para poder tener la tarde libre para jugar?, ¿tender la cama, poner la mesa o acomodar tus útiles? E igual pregúntale que qué pasará si no lo respeta. Así, se sentirá incluido, aprenderán a tomar decisiones y será más fácil que siga sus propias “reglas” porque más que una imposición es un acuerdo.

 

Ahora, ¿qué beneficios tiene la crianza positiva?

 

Tus hijas e hijos tendrán una buena autoestima y desarrollarán relaciones positivas basadas en el respeto, porque no habrá golpes, gritos y se sentirán incluidos y escuchados. Esto les ayudará a comunicarse mejor con otras y otros y a resolver problemas sin violencia fuera de casa.

 

También aprenderá a regular sus emociones, si no respeta el límite y está en su rabieta pero tú te mantienes firme con la consecuencia y no le das lo que quiere, poco a poco se controlará él o ella misma al saber que tú no cederás y estos episodios irán disminuyendo.

 

Seguridad, este tipo de crianza ayudará a tu hija o hijo, a sentirse seguras y seguros en su hogar, con madres y padres amorosos que los hacen sentir protegidos y escuchados.

¿Cómo ves? ¿Te animas a dejar de usar golpes y gritos y cambiarlos por la crianza positiva?

 

Eduquemos en la no violencia y construyamos hogares más seguros.