No seamos indiferentes
Día a día vemos y leemos que, en televisión, prensa y redes sociales, las noticias de violencia suelen ocupar una parte importante en cuanto a tiempo y espacio de difusión.
¿Has sentido que esta situación es normal? Quizá te pasó alguna vez que al escuchar alguna noticia de balaceras, robos o secuestros, no te sorprendió y hasta un “¡Ay! otra vez la misma” pudiste haber dicho o pensado.
Esto se debe a la sobreexposición de la violencia. Vivir en un entorno en donde la violencia se presenta, reproduce y viraliza de manera cotidiana ocasiona una sobreexposición a la que las personas pueden reaccionar de distinta manera en lo individual y lo colectivo.
La “normalización” de la violencia depende mucho de las condiciones sociales, culturales y políticas del entorno que se trate. Sin embargo, podemos identificar algunas situaciones que se pueden derivar de ésta:
- El uso de la violencia se vuelve justificable para resolver conflictos.
- No se identifican los patrones de violencia, y la atención se centra únicamente en las consecuencias y no en sus causas.
- Apatía frente a violaciones de derechos.
- Deshumanización por la falta de solidaridad y empatía con las demás personas.
“La violencia nunca es normal. “La indiferencia es la peor de las actitudes”: Stéphane Hessel”.
Es necesario entender que existen conductas que conllevan violencia y que posiblemente se encuentran dentro de nuestra mente como algo “normal”. Identifícalas.
Todas y todos tenemos derecho a una vida libre de violencia