El valor de lo invisible: la historia de un trabajo no reconocido

Sin paga, sin límite de horarios, sin prestaciones

Mi horario laboral comienza más o menos a las 5 de la mañana y si bien me va, termina a las 11 de la noche, es que este es un trabajo 24/7… ¿cómo?, ¿vacaciones?, no, irónicamente, las fechas de “descanso” son las más pesaditas: veranos, navidades, año nuevo, día del trabajo, día de las madres, semana santa y otros feriados; ya sé, ya sé, justo ahora estás pensando: ¿quién aguanta eso?, pues con orgullo te digo que yo.

 

¿Mis actividades? Hago de todo, ¿ubicas al “Mil usos”? Bueno, pues más o menos así soy, pese a que algunos colaboradores, socios y hasta colegas, sigan creyendo que solamente me encargo de la administración del dinero y que los bienes de consumo y servicios indispensables para la operación, estén en tiempo y forma…

 

Lo que todos ellos y ellas no ven es que a veces la hago de cargadora, chofer, chef, mesera, personal de limpieza, artista, estilista, diseñadora de interiores, sastre, modista y costurera; también he tenido que aprender de electricidad y plomería; por las tardes me vuelvo maestra y administro uno que otro proyecto; puedo ser consejera y niñera.

 

Tengo experiencia en organización de eventos y manejo de agenda, la verdad es que soy una excelente asistente personal y hasta guarura. Tengo conocimientos en enfermería y primeros auxilios, ya saben, ¡siempre hay que estar preparada! También, dependiendo de la ocasión, me encargo de la facturación y cada verano, me convierto en agente de viajes y guía de turistas.

 

¿Qué cómo le hago para lidiar con todo? ¡UFF! A veces ni yo misma lo sé, lo que sí te digo es que necesitas sí o sí habilidades comunicativas, de negociación y pensamiento estratégico; ser flexible, tolerante, adaptativa, empática, organizada y muy, muy creativa; tener iniciativa, capacidad para la toma de decisiones, manejar la escucha activa y el trabajo bajo presión.

 

Jaja no, no es tan malo como parece, aunque sí, cuesta admitirlo, también tiene su parte fea: primero, por todo esto que te platiqué no recibo ni un quinto; luego, escuchas por aquí y por allá críticas disfrazadas de consejos, que si haces bien tu labor, que si la haces mal, que si sería excelente de otra manera, que alguien en algún lado lo hizo mejor… también están esas veces cuando te esfuerzas tanto porque todo salga bien y ni tu equipo, tus jefes, ni tus socios reconocen tu labor, vaya, ni un gracias te dan… ¿te ha pasado en tu trabajo que ni un “buenos días” escuchas por la mañana? ¿Qué ni un “¿cómo te fue?” te preguntan al final del día?

 

Bueno con decirte que hasta hay personas que dicen que no hago nada…

 

En fin, no quiero asustarte sólo me queda decirte que este trabajo, el que se hace en casa, el que a veces implica el cuidando de las hijas, hijos, sobrinos, nietos, abuelos o familiares enfermos, es permanente, apasionante, divertido, pero también demandante y agotador. Para dedicarte al hogar no necesitas títulos, cartas de recomendación o experiencia laboral pero sí mucha fortaleza y sobre todo, reconocimiento para seguir haciendo nuestro trabajo.

 

“El trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados alcanzó un nivel equivalente a 5.1 billones de pesos (INEGI, 2017)”

 

En Vive más seguro estamos seguros que tanto mujeres como hombres que se dedican al hogar, son una pieza clave para el desarrollo de una familia y como hemos dicho antes, un núcleo familiar saludable ayuda a prevenir las violencias.

“Cooperemos en el hogar, seamos empáticos, agradecidos y reconozcamos la labor de todas y todos aquellos que día a día se esfuerzan por tenernos el desayuno listo, los cuadernos forrados, por recordarnos la hora de la cita con el dentista o el médico, la ropa lavada, planchada y de quien se encarga de que no falte nada en la despensa”.