El poder de un hechizo

El poder de un hechizo

Margarita Lignan Camarena

Siempre me ha parecido extraño que alguien suponga que puede someter la voluntad de otra persona o modificar el curso del destino a su antojo, y más me sorprende que consideren que eso se puede hacer mediante brebajes, baños o rituales mágicos, pero en fin, cada quien es libre de creer lo que quiera. Lo que sí me parece indignante, es que para esos fines utilicen animales y peor aún, que no tengan miramiento en dañarlos.

 

Te voy a contar la historia de Tonalli, una pequeña gatita negra, de apenas unas cuantas semanas de vida, que encontré un día que iba de camino al dentista. Maullaba y maullaba en un camellón, siguiendo el sonido de sus lamentos, mis hijos la encontraron, decidimos llevarla a casa porque era muy pequeña, al levantarla, noté un fuerte olor a gasolina en todo su cuerpo, además de que estaba llena de tierra. En sus cuatro patitas tenía, atados con cinta de aislar, unos papeles doblados, al desplegarlos, vimos que se trataba de fotocopias con la foto de una mujer a la que le deseaban todo tipo de mala fortuna y a la que nombraban como “roba maridos”.

 

Mientras atendían a mis hijos, pedí un trapo viejo en el dentista para limpiar a la gatita, le quité las cintas y le ofrecí disculpas por las tonterías de mi especie humana.

 

Ya en casa, mi hijo menor decidió llamarla Tonalli, que es un nombre de origen náhuatl cuyo significado es “calor del sol, día, destino”, se relaciona también con Tonantzin, la diosa madre de los aztecas y con el tonacalli, lugar donde guerreros y madres muertas en parto descansaban, para después de cuatro años, convertirse en colibríes. A todos nos encantó el nombre.

 

Tonalli durmió calentita, comió rico, fue revisada y recetada por un veterinario, jugó con mis hijos y mis otros gatos; pero no sobrevivió, justo a las 4 semanas de haberla recogido, murió, no sé si fue por haberse estado lamiendo mientras estaba cubierta de gasolina, si fue por los días que estuvo con mucho frío y sin comer en la calle o porque con nosotros llegó tan hambrienta, que quizá se atragantó. Hoy, cada que veo un colibrí cerca de mi ventana, me gusta pensar que es ella, que consiguió alas y ahora vuela.

 

Mucha gente ignora que lo de la buena o mala suerte relacionada con los gatos negros, depende completamente de cada país, por ejemplo, en el antiguo Egipto, eran no sólo venerados, sino protegidos fuertemente por las leyes contra cualquier daño; en Inglaterra se cree que cruzarse en el camino con un gato negro es de buena suerte, lo mismo se cree si el gato aparece en la primera función de una obra de teatro, y en la costa de Yorkshire, se dice que las mujeres de los pescadores que tengan uno en casa pueden estar tranquilas porque sus maridos regresarán a salvo; así que pensar que estos animales son de mala suerte, no es más que la muestra de que no se conoce mucho mundo.

 

Pienso también en la mujer loca de celos que creyó que, maltratando así a un ser inocente, su pareja iba a regresar con ella, ¿para qué querría una la compañía de un hombre contra su voluntad?, según yo eso es falta de autoestima.

 

Además, buscó para hacer su “amarre” a una pequeña gata bebé que seguro nada podría hacer para conseguirle un hechizo poderoso.

 

Como humanos, tenemos la oportunidad y el compromiso de construir un mundo cálido y amable donde podamos convivir, aunque a algunos esto les parezca una fantasía cursi; muchos otros sabemos que es posible y trabajamos diariamente en construirlo. Usar a los animales, maltratándolos con el fin de que nos concedan caprichos, me parece un acto no sólo cobarde, sino inútil.

 

Quizá al final de todo, Tonalli sí sea una hechicera, ya que según el diccionario se trata de alguien que por su hermosura o gracia atrae y cautiva la voluntad y el cariño de la gente, tal vez su historia sea capaz de transformar un corazón, de hacerlo más cálido, sensible y empático hacia la vida animal.

 

En todo México aplican las disposiciones que establecen en materia de animales la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, la Ley General de Vida Silvestre y la Ley Federal de Sanidad Animal para imponer pena de prisión y multa, a quien cause lesiones dolosas a cualquier animal que no constituya plaga, con el propósito, o no, de causarle la muerte.

 

SI conoces de un caso de maltrato animal puedes denunciarlo a la policía al 060 o a emergencias en el 911 y ellos te canalizarán con la institución correspondiente.