Margarita Lignan Camarena
Versión 1
Siendo muy franco, si algo me pone de malas, es tener hambre; definitivamente yo no puedo con eso, y ya lo saben, tampoco es novedad. Ese día llegué de trabajar, hacía un calorón espantoso y venía yo en el teléfono hablando con mi asistente que aún no me tenía listos unos papeles que le había pedido en la mañana; ella dijo que, porque se los pedí de un momento para otro, pero me choca que me pongan pretextos, yo soy el patrón y para eso pago gente que trabaje y que se mueva; no entiendo cómo es posible que cuando solicito mis cosas, no las tangan listas.
Bueno pues además de todo, cuando llegué a la casa, mis hijas estaban peleando porque no les gusta el acomodo de su cuarto o no sé qué, porque una es más ordenada que la otra y me pidieron que interviniera para arreglar el lío, pero yo no tengo nada que ver en eso, ellas dicen que sí, porque yo le prometí a Laura desocupar mi cuarto de las herramientas para dárselo, pero yo no me acuerdo de haber dicho semejante cosa, ni tendría por qué darles nada, yo soy el jefe de familia y puedo ocupar cuantos cuartos quiera; si ellas están apretadas y no se entienden, pues ni modo.
Total, que por andar en esos arguendes mi mujer ¡no había terminado de hacer de comer!, y se le ocurrió decirme que mientras, me fuera yo preparando un taco de chicharrón con nopales que ya estaba en la mesa; ¡ahora resulta que yo tengo que atenderme!
No es que sea justificación, pero sí ya me conocen y ven que vengo fastidiado, para qué siguen con sus cosas, ¿cómo quieren que me ponga?; además como ya expliqué, pa´ acabarla de amolar tenía hambre y eso no lo puedo controlar, eso no es culpa mía.
Dicen que uno no debe ser violento, pero yo digo que, si no les gusta que uno empiece a dar manotazos y gritos, deben ser prudentes, porque los demonios no salen hasta que alguien les viene a tocar la puerta y luego, cuando los ven aparecer, entonces sí se espantan y lloriquean.
¿O tú cómo la ves?
Versión 2
Mi mamá, mi hermana y yo, nos venimos a vivir con mi tía Chabe, porque ya estamos hartas de mi papá, esto ha rebasado todos los límites, se pone violento por cualquier cosa y siempre nos culpa; quiere hacernos creer que somos nosotras mismas quienes provocamos su violencia, que él actúa bien, pero los demás lo llevamos a límites que inevitablemente rebasa.
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Cuando no le echa la culpa al tráfico, al clima, al trabajo… se la echa hasta al hambre; siempre sale con eso, con que él es “intolerante al hambre”, como si eso fuera una especie de padecimiento grave que no puede controlar y que lo saca de sus cabales.
Él es desordenado e injusto, hace promesas que no cumple, exige demasiado, no es empático ni considerado, ni con nosotros su familia; mucho menos con sus empleados. Jamás toma responsabilidad de sus acciones y considera que la violencia es algo que inevitablemente le brota cuando los demás lo provocan.
Yo la verdad prefiero que él me falte como padre a seguir siendo su víctima, he decidido vivir lejos de él para reparar y salvaguardar mi bienestar físico y emocional. Me parece muy triste desde luego; pero yo sé que no es hambre, es violencia y mientras no trabaje en sí mismo, a su lado corro riesgo y como yo lo veo mi seguridad, mi tranquilidad y mi bienestar sí son mi responsabilidad.
¿Y tú, te alejarías de tu padre para vivir mejor?