La violencia escolar

Las consecuencias en las y los jóvenes y adolescentes

Hace tiempo, en los cines se exhibió una película cuyo tema era el bullying: Después de Lucía, ¿la recuerdas? ¿Pudiste verla? Si la respuesta es no, te invito a que la consigas y le eches un ojito. Sin ánimos de hacer spoilers, esta película retrata muy bien las consecuencias que puede traer a la vida de una o un joven sufrir acoso en la escuela, sin embargo, ¿qué pasa con los demás?, ¿con las y los que son espectadores o participan activamente en perpetuar la violencia?

 

Primero recordemos que la violencia que se ejerce entre los pares en las escuelas, puede ser física (empujones, jalones, golpes), sexual o psicológica (apodos, burlas, humillaciones, insultos, chismes), siendo esta última la más difícil de detectar puesto que las heridas que deja, no son fáciles de identificar a primera vista.

 

Ahora sí, ¿nos creerías si te decimos que quien ejerce violencia también sufre consecuencias?

 

Estas y estos jóvenes, pueden desarrollar un sentimiento de vacío constante y tienen poco control de sus emociones (como la ira), es común que tengan conflictos frecuentes con todo tipo de autoridad, relaciones sociales difíciles y en su mayoría, fracaso escolar. Pueden llegar al vandalismo y por supuesto, problemas con la ley.

 

Por otro lado, las y los que están expuestos a la violencia de manera pasiva, es decir, que sólo ven pero no participan, frecuentemente comienzan a mirarla como normal e incluso hasta justa: “se lo buscó por fácil”, “se merece eso y más por tonto”, además de causarles estrés y por ende, secuelas físicas.

 

¿Te lo imaginabas?

 

Es común pensar que la violencia afecta sólo a quien la sufre, sin embargo, ésta nos afecta a todos; directa o indirectamente, las consecuencias de la violencia, nos alcanzan.

“Intervengamos en nuestros entornos, con las personas más cercanas, cuidemos a nuestras y nuestros jóvenes y adolescentes, y poco a poco, construyamos una sociedad menos violenta.”.

¡Vive más seguro!