¿Sabías que el lenguaje también violenta?

Las palabras pesan y mucho

La violencia se puede presentar en diversas formas, por ejemplo con el lenguaje y como sabemos, a veces las palabras hieren y marcan más que un golpe.

Cuando una persona le dice a otra algo hiriente, groserías, humillaciones, términos despectivos o hace comparaciones, la daña anímica y mentalmente. Lo más preocupante es que el lenguaje violento no es tan perceptible y la mayor parte de las veces es aceptado y justificado socialmente.

Frases como: “eres mujer, tu lugar es la cocina”, “¡eres una gallina!”, “pareces niña, deja de llorar”, “este es un deporte para hombres, aguántate”, “compórtate como señorita”, o “no sirves para nada”, las escuchamos en distintos lugares y podrían parecernos normales pero pueden generar daños irreparables.

“Ninguna actitud violenta debe ser algo típico en nuestra vida”

¿Cómo acabar con la violencia de lenguaje o violencia verbal?

Lo primero que debemos hacer es pensar antes de hablar, muchas veces decimos cosas que en verdad no sentimos y lastimamos a otros sin querer, por ese motivo tenemos que analizar nuestras palabras antes de decirlas.

Evita decir cosas que comparen a una persona con una cosa o con un animal, no pongas apodos ni seas despectivo.

Y sobre todo, cuando escuchemos que alguien use lenguaje que violente no lo celebremos, no nos riamos y nunca digamos que aquella persona se lo merecía porque de esa forma somos cómplices.

Pensemos en el otro y no violentemos.