Héctor se dio cuenta –hace algunas semanas– que algo raro estaba sucediendo con su hijo, Carlos, pues su estado de ánimo y sus actitudes comenzaron a cambiar radicalmente.
Por un momento, Héctor creyó que el comportamiento de su hijo era algo normal, pues tiene 12 años y en esta etapa de su vida seguramente está pasando por situaciones en las que, en un momento quiere hacer algo, y a los dos días ya no le apasiona tanto. Sin embargo, Carlos se comportaba cada vez más extraño, y eso lo llevó a ir más allá para conocer qué pasaba.
— Hola hijo, ¿qué haces?
— Nada, papá. Tengo sueño y quiero estar solo
— ¿Pasa algo, Carlos? Desde hace semanas te veo diferente. Has dejado de ser el chico alegre que solía reir a cada rato, y ahora solo te la pasas encerrado en tu cuarto, después de tomar tus clases en línea. Tú y yo siempre hemos platicado, y no quiero que esa confianza se pierda
Después de unos segundos, Carlos rompió en llanto…
— Cámbiame de escuela papá, ya no me gusta tomar esas clases
— ¿Qué pasó, hijo? ¿Están muy difíciles o preferirías que ya fueran en la escuela?
— No, Pa’, no es eso. Es que luego de que mamá falleciera, varios de mis compañeros se la han pasado molestándome y diciendo cosas sobre ella en las redes sociales. Dicen que por qué a nosotros no nos pasó como a ella, si también nos contagiamos de Covid. Pero también dicen que somos un peligro para el resto de las personas
— ¡Qué mal está eso! A mi también me duele mucho la pérdida de tu mamá, pero nadie tiene derecho a hacer ese tipo de comentarios sobre la situación por la que pasamos. No te preocupes, hijo, buscaré una reunión para hablar con tu maestra y ponerla al tanto de lo que está pasando…, para buscar que esto no siga ocurriendo ni se lo hagan a alguien más. Gracias por contarme, juntos podemos buscar soluciones a los problemas…
También puedes leer: Los niños y las niñas en las pantallas: ¡Cuidado!
En el actual contexto, derivado de la pandemia por Covid 19, el acoso escolar cibernético es un problema que se ha vuelto cada vez más frecuente, y que puede constituir un factor de riesgo que impacte negativamente en la salud mental de las y los alumnos; así como afectar su rendimiento escolar.
Revisa los siguientes puntos, te serán muy útiles si sospechas que tu hija o hijo sufre acoso escolar cibernético:
• Observa si presentan algún tipo de angustia antes, cuando navegan por Internet o después de utilizarlo
• Fíjate si está procurando ocultar sus acciones en las plataformas digitales
• Identifica si trata de mantenerse lejos de sus familiares y amistades o si opone a participar en las clases y reuniones grupales en línea
• Presta atención por si comienza a presentar cambios de humor, de comportamiento, de hábitos del sueño o de apetito
Si identificas que tu hija o hijo está siendo víctima del acoso cibernético, platíquenlo y notifiquen a las autoridades escolares.