No está de más

Luego de muchos meses, mi hijo Beto retomó sus clases presenciales en la secundaria. En lo personal, esta decisión no me dio plena confianza, pero como también yo ya estoy trabajando desde la oficina, no quiero que él se quedo solo en casa todo el día.

 

También estoy consciente de que poco a poco debemos empezar a retomar algunas cosas que hacíamos antes de la pandemia, y una de ellas es la convivencia con las demás personas, por eso decidí hablar con Beto y recordarle las medidas para que su regreso a clases sea seguro:

 

– Beto, ¿ya echaste a la mochila el gel antibacterial? Recuerda que es muy importante que lo lleves y que lo uses al entrar y salir del salón

 

– Ya, mamá. Te dije que todo está en la mochila

 

– No te enojes, hijo. No está de más revisar otra vez que no te falte nada. Y también toma en cuenta que debes usar el cubrebocas de manera permanente mientras estás en la escuela, y lavarte las manos al entrar y salir de ella

 

– Sí. Ya lo sé, mamá

 

– Y otra cosa, hijo. Trata de conservar la sana distancia con tus compañeros. Sé que es difícil, pero por tu seguridad y la de ellos, debes hacerlo

 

– Ok, mamá. Sabes que ya estoy cansado de escuchar a cada rato lo mismo y lo mismo, y ya sé que me vas a decir que es es porque te importa que yo esté bien.

 

– Claro, hijo. Para todos han sido meses muy difíciles, pero pese a que ya estemos hartos, y cansados. Es nuestra responsabilidad seguirnos cuidando, no lo digo para que te molestes, sino para que no lo olvides. No quiero molestarte.

 

– Vale, ma. Entiendo por qué me lo dices, pero también entiéndeme. No es fácil para mi escuchar lo mismo todos los días. Ya lo entendí. Confía en mi.

 

– Claro que confío en ti, hijo, y tienes razón. Trataré de ya no repetir lo mismo a menos que vea que no estás siguiendo las recomendaciones, ¿te parece?

 

– Me late, ma. Gracias.

 

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Sé que Beto ya no quiere escuchar lo mismo, pero una madre procura cuidar a los suyos, y más cuando esta batalla, que todos enfrentamos, aún no termina. A todo esto, me alegra que puedo comunicarme con él y que ambos podemos decir lo que sentimos y pensamos, siempre con respeto y sin juzgar al otro, para no generar violencia.

 

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