Hace ya algunos meses que no platicaba con mis amigas Alejandra y Lorena, por lo que decidimos sostener una reunión virtual para saber qué era de nuestras vidas y reír juntas después de tanto tiempo.
Nuestra charla transcurría de una manera muy agradable, hasta que Alejandra nos contó que se había peleado con su novio mientras transitaban en el carro. Ella nos platicó que Jorge, su novio, bajó los seguros y comenzó a gritarle muy fuerte.
Después de unos minutos, Lorena nos dijo que una vez su hermano la golpeó y cuando le contó a sus papás, ellos contestaron que se dejara de inventar esas cosas.
Mis amigas y yo concluimos la reunión, pero mi mente seguía en la conversación que habíamos tenido. Me sentí afortunada de que yo no haya vivido alguna de las situaciones por las que ellas pasaron. Al menos esa era lo que yo pensaba y te voy a decir por qué.
A mi otra amiga, Juanita, siempre le cuento lo que me pasa, y no pude evitar decirle lo que ocurrió en la reunión, y ella me dijo que esas dos mujeres son parte de las 6 de cada 10 que son violentadas en México. La cifra no era lo más impactante, sino que me dijo que las distintas formas de violencia puede incluso llegar a acabar con la vida de una mujer.
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La escuchaba, pero no podía creer todo lo que me decía, no me parecía razón suficiente que alguien fuera privado de vivir solo por el hecho de ser mujer, bueno, ni siquiera me cabía en la cabeza que el ser mujer sea un motivo para ser golpeada, humillada, ignorada o ve tú a saber qué tantas otras cosas, y sólo porque nos han dicho que somos el género “débil”.
Después de eso, me pregunté a mi misma: “¿Segura que tú no has sido víctima de violencia de género?” Yo me quería seguir diciendo que no, pero recordé que una vez cuando quería dedicarme a trabajar con temas deportivos, me dijeron que mejor hablara sobre cosas más “femeninas”, que una mujer no estaba preparada para comentar cosas de hombres. Entonces me di cuenta que también en diferentes espacios de nuestra vida hay violencia de género, y no sólo es física, también puede ser emocional porque huellas emocionales difícil de superar.
Fue muy triste darme cuenta que yo también soy parte de esas mujeres violentadas en México, pero como persona joven, considero que entre nosotros está la oportunidad de ser una sociedad mejor, tratando de no hacer comentarios o chistes en los que se haga menos a la figura de la mujer o dándole la oportunidad de que hable y pueda ser escuchada, para que ya no sean más de la mitad de las mujeres del país quienes sufren violencia de género, sino que simplemente deje de existir esta forma de agresión al no permitir que se siga justificando como bromas, como que “no aguantas nada”, o peor aún, como algo normal, porque no lo es.