A sus 25 años, Ismael combinaba su trabajo en un centro de atención telefónica con sus estudios de contador público. Solía aprovechar sus traslados para leer, terminar la tarea o para repasar algunos temas, por lo que solía ir distraído.
Una mañana en que había olvidado el libro que debía revisar, se vio obligado a poner atención en lo que pasaba en el Metro. Primero vio cómo las personas lucían apuradas por llegar a sus destinos, pero llamó su atención una chica que mostraba desagrado en su gesto.
Aunque se encontraba casi al otro extremo de donde estaba sentado, Ismael podía notar el temor en la muchacha, quien no parecía de más de 15 años. Un grito leve hizo que quienes iban en el vagón voltearan a ver a la chica que se levantaba de su asiento y se acercaba a donde estaba Ismael.
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Claramente, ella estaba alterada y a punto del llanto; por lo que se acercó, pero ella lo evadía con la mirada y se acercó a la puerta muy asustada. Otra de las usuarias del transporte notó lo mismo que Ismael y juntos le preguntaron qué había pasado.
Por fin, con un poco más de confianza, Alicia les dijo que el hombre se estaba exhibiendo y ella no sabía cómo reaccionar, y le dio miedo que le pudiera hacer algo.
Ismael y la otra usuaria calmaron a Alicia y decidieron que, en la siguiente estación, la acompañarían para hacer la denuncia y servir como testigos. Así, aunque llegaran tarde a sus actividades, el apoyo de Ismael y la usuaria no sólo fue de mucha ayuda para Alicia, sino que lo será para evitar que otras mujeres sufran de estos u otros actos de acoso sexual.
Recuerda que ante actos de acoso sexual en el Metro, como este, puedes denunciar en los Módulos Viaja Segura que se ubican en las estaciones Balderas y Pantitlán, o directamente con los policías de los andenes o los jefes de estación.