¿Educar con castigos físicos?

Los golpes y sus consecuencias

“Dale una cachetada para que se le quite”, “más vale una nalgada a tiempo”, “una buena tunda y dejará de estar de berrinchudo”… Estas y otras frases escuchó Laura cuando fue madre primeriza. Todo el mundo opinaba y aconsejaba cómo debía criar a su hijo, ¿lo común? Utilizar gritos, insultos y golpes para educarlo.

 

Sabemos que ser madre o padre no es sencillo y que no hay un manual para ello, que a veces es cansado y puedes perder la paciencia fácilmente pero tratar de resolver un problema o modificar una conducta con violencia, no es el camino.

 

¿Alguna vez imaginaste que educar con gritos, insultos y (sobre todo) golpes, puede traer consecuencias graves en las niñas, niños e incluso en adolescentes? Más que las marcas físicas que pueda dejar en su piel este tipo de castigos o formas de disciplinar, están las marcas emocionales que pueden afectarles no sólo en su niñez sino en toda su vida:

 

  • Daña su autoestima: les genera la sensación de miedo e inseguridad por lo que no se atreven a hacer muchas cosas o formar nuevas amistades.
  • Comportamiento antisocial: rompen las reglas, tienen pocas habilidades sociales, les dan episodios de rabia que no saben manejar por lo que pueden pelearse muy a menudo con sus compañeras o compañeros.
  • Resolución de conflictos de manera violenta: ven normal la violencia como medio para resolver problemas.
  • Bajo rendimiento escolar: presentan dificultades para aprender, enfocarse en sus tareas o pierden el interés en la escuela por no sentirse suficientes.

Además, los golpes dañan los vínculos emocionales entre las niñas y niños y sus cuidadoras y cuidadores, cierra los canales de comunicación y crea sentimientos como el rencor o la ira constante.

Si tú tienes niñas y niños en casa, habla con ellas y ellos; busquen resolver los problemas a través del diálogo, establece límites, enseña con el ejemplo y recuerda que los primeros años son decisivos para que aprendan lo que replicarán durante toda su vida.“.

¿Qué quieres para ellas y ellos? ¡Edúcales sin violencia!