Margarita Lignan Camarena
Nuestros padres no son sólo una presencia física, una persona, ellos suelen estar en lo que pensamos, en lo que sentimos, en lo que decidimos, en nuestros valores y en nuestra forma de enfrentar la adversidad. ¿Tú de que forma quieres proyectarte en tus hijos?, ¿cómo te gustaría que decidan cuando no estás?
Te invitamos a conocer esta historia:
— Buenos días Leo, papá y mamá ya se fueron a trabajar, pero seguro nos dejaron el desayuno en la mesa.
— Sí, mira Pily, este desayuno está hecho con P de papá porque nos puso hasta los mantelitos.
— Tienes razón y son unos huevitos muy ricos con sonrisa de jitomate, si el desayuno lo hubiera preparado mamá sería cereal con leche.
— Ja, ja, ja; sí.
— Mira, en el refri está la lista de lo que tenemos que hacer mientras ellos regresan. ¡Zaz!, ¿tú haces unas cosas y yo otras?; así acabamos más rápido y podemos ver una peli.
— ¡Va! Pero jugamos a “Con P de papá o con M de mamá” y el que adivine más gana. Yo guardo la ropa doblada, y… Apuesto a que la ropa la dobló mamá…. Sí porque los calcetines están en cuadraditos y papá los hace una pelota.
— ¡Yo lavo nuestros trastes cuando terminemos! y guardo los del escurridor. Déjame ver… ¿quién los lavó?… yo digo que papá porque a mamá le choca lavar trastes.
— A ver, pero papá luego los lava muy mal y les deja manchas…Mmm, están muy bien lavados, yo digo que los lavó mamá… ¡Es un empate!, luego les preguntamos.
— Lo último de la lista es hacer la tarea antes de jugar… ¡Guácala!, la tarea de mate me aburre.
— En eso te pareces a papá Leo, ya ves que él dice que tiene discalculia; ja, ja, ja, esa palabra es muy chistosa.
— Oye Pily… pero a ver dime, si tuvieras un secreto bien pero bien escabroso que te metió en un lío de lo más terrible, ¿a quién se lo contarías?, ¿a papá o a mamá?
— ¡¿Estás metido en un horrible lío?!
— Sólo dime, ¿a quién de los dos les contarías?
— Bueno, puede que a mamá porque somos mujeres y nos entendemos más; pero como es un poco más regañona que mi papi, tal vez a papá … Ya dime Leo, ¿en qué te metiste?
— En nada de nada… bueno es que… ¿Ves mi amigo Lalo?… ¡Fue idea suya, yo solo no le dije que no ni que sí!
— ¡Ya dime Leo!
— El otro día que le ayudamos a la señora Chelo a subir sus compras que traía en la cajuela… Bueno, es que en una de las bolsas venía un paquete de las galletas glaseadas de chocolate, las nuevas, las que anuncian.
— ¡¿Se las robaron?!
— ¡Claro que no!, bueno… se las vamos a reponer luego, eso dijo Lalo… Ay, es que nunca las habíamos probado y las queríamos probar; pero ahora Lalo dice que él no va a cooperar para comprarlas, que ya lo olvidemos, y yo no tengo dinero; ¡pero las tengo que reponer!
— ¡Uy hermano, ese es un lío de lo más peliagudo!… Seguro mamá te diría que llevarte cosas que no son tuyas es robar y que eso está muy mal y es más, papá diría lo mismo…
— ¡Ayúdame a arreglarlo!
— Mmm… si pienso con M de mamá, lo primero que tienes que hacer es ir a confesar y darle disculpas a la señora Chelo, porque a mamá le da pena andar en líos y mentiras; luego, si pienso con P de papá, creo que debes decirle a la señora Chelo que vas a hacerle un trabajo para pagar, porque papá es así, muy práctico.
— Cuando lleguen, no les digas ¿eh Pily?, yo solito les voy a contar todo, ya sé que estuvo muy muy mal y no lo voy a volver a hacer jamás, ya no me voy a juntar nunca más con Lalo… Oye, ¿y tú nunca has tenido un lío horrible?
— No como el tuyo, pero sí, una vez, adopté de mascota a una araña grande, súper grande, le llevaba comida y todo.
— ¡Qué loco! ¿y no te daba miedo?
— Un poco sí, pero me gustan los animales como a mamá y las arañas son un animal ¿no?
— ¿Y qué le hiciste?, ¿dónde está?
— Ya se fue, un día se salió por la ventana muy apurada, la vi que cayó en el cofre del coche de papá, a lo mejor él la trajo de su trabajo y ya se regresó porque también tiene hijos que educar.