En cuanto abro el ojo lo primero que necesito saber de inmediato es qué día es hoy, porque si es miércoles, Paty, mi hija que está en secundaria, tiene clase virtual de física a las siete, pero si es jueves, Manuel, mi esposo, tiene junta con su equipo del trabajo a las 11 y debo prepararle de volada su desayuno, porque dice que no lo pueden ver comiendo en su zoom; yo no entiendo por qué, si justo a esa hora todos comían el lunch en la oficina, pero bueno; así estamos ahora.
Es que llevamos ya tantos días en cuarentena, que me pierdo la verdad, por más que sé que es mi responsabilidad concentrarme para que todo salga bien.
Quienes sí están que ya no se aguantan son mis peques David y Toño, David está en segundo de primaria y Toñito en kínder, ¡y a los dos les mandan un montonal de tarea! Que si recortar, que si hacer una plana de las letras; David por ejemplo está aprendiendo multiplicaciones, pero no es lo mismo aprender aquí que en la escuela, porque yo le enseño a mi manera como yo aprendí y eso le aburre mucho porque está acostumbrado a trabajar en equipo con sus compañero.
La maestra dice que es que hay que hacer el aprendizaje “vivencial”, es decir, como yo entendí, que se ponga a hacer montoncitos de palitos, que por cierto tuve que pintar el fin de semana con pinturitas que tenía por ahí, para sumarlos de 2 en 2 y luego de 5 en 5. Las maestras de mis hijos me piden que les mande “las evidencias” que es tomarle foto a todo lo que hacen, que la verdad, a veces es más fácil y más rápido hacerlo yo; porque además tengo mi trabajo de la oficina que igualito que los trastes, parece estar en mi contra porque cada vez se me amontona más.
Un gran problema en esta cochina pandemia es que sólo tenemos una computadora y nuestro internet no aguanta tanta cosa, tenemos que turnarnos para usarla y eso es un verdadero relajo.
Lo que más extraño de mi vida “despandemiada” es ir a mis clases de cosmética natural los sábados en la mañana, cuando Manuel se quedaba con los niños; me ilusionaba tanto aprender bien y poner un negocito; ya me veía yo con mi tiendita vendiendo puras cosas naturales para el cuidado de la piel. Ya sé, ya sé que son puros sueños guajiros, y que bastante tengo con una familia y un trabajo que atender.
Eso sí, estoy tratando de hacer que rinda la comida, pero sin agregarle muchos carbohidratos porque ahora entre que mi esposo y yo tenemos salarios reducidos, y lo peligroso que se ha vuelto ir al súper por lo del contagio, mi responsabilidad como madre de familia es conservar a todos saludables y hacer que alcance la despensa.
Pero el otro día me di mi tiempito para hacer una cremita para las manos, porque con tanto alcohol y cloro ya las traigo bien resecas. La hice con aceite que saqué de la cáscara de las naranjas y quedó de un aroma que ni te imaginas, delicioso. En mi teléfono estuve viendo también unos videos de cómo hacer gel de manos y hasta pasta de dientes; claro, ya sé que ahorita no estamos para desperdiciar ingredientes con mis inventos que a veces me salen bien y a veces mal.
Por otro lado, mi Paty anda toda alterada con eso de no poder salir a pasear, ni ver al dizque novio. Pobre de mi nena, está de muy mal genio y la verdad hasta grosera, pero entiendo que es por tanta presión y que en estos tiempos es muy importante que yo pueda atender las emociones de mis hijos; aunque la verdad antier me sentí completamente rebasada, porque los dos pequeños estuvieron pela y pela toda la tarde y al mismo tiempo mi jefe estuvo llámeme y llámeme toda la tarde y hasta en la noche, para que le consiguiera un presupuesto de unos servicios que ahorita ni están dando; pero bueno, pensé, finalmente él es el jefe y tengo la responsabilidad de responderle.
A mi Manuel más bien lo veo deprimidón, como que ni quiere hacer nada. La verdad luego sí me enoja que no ayude con los niños cuando andan brinco y brinco que porque están aburridos y él ya terminó de trabajar y yo no, pero si le digo me contesta que yo luego ando perdiendo el tiempo viendo mis videos para hacer menjunjes.
Como todo está muy tenso, el sábado pasado para animarlos a todos y relajarnos un poco, me puse a organizar unos retos en familia. Los motivé diciéndoles que a lo mejor nos volvíamos ricos y famosos si los subíamos a internet y salió muy padre porque sí se pusieron las pilas. Luego tuvimos la video llamada semanal con los abuelos para saludarlos y ver cómo están y si necesitan que yo les pida el súper o les lleve algo. Es muy importante que no descuidemos a nuestras familias durante esta crisis.
La verdad, y sólo aquí entre nos, te diré que no dejo de darle vueltas en mi cabeza a lo de hacer mi negocio, de verdad que mis cremitas y mis lociones no me salen tan mal. Tengo una amiga que puso su tienda en internet de pasteles y pareciera que no, pero en plena pandemia está vendiendo; ni más ni menos que ahora para el día de las madres vendió un chorro y su esposo le ayudó con el reparto.
Claro que ella no es como yo, ella se ve luego luego que es más profesional, yo creo que lo mío de veras son puros castillos en el aire y perdedera de tiempo. ¡Mejor me voy a seguir atendiendo a mi familia!
Frecuentemente las mujeres nos sobrecargamos de tareas porque hemos aprendido que una buena madre, una buena hija o una buena esposa deben encargarse de todo y dejamos así de lado nuestros sueños; creemos poco en nosotras mismas.
Cuando dejamos de asumir como propias todas las responsabilidades familiares, permitimos también que los demás se enfrenten a sus propias dificultades, generen soluciones y crezcan.
Muchas mujeres aprenden oficios sólo a manera de pasatiempo, sin darse cuenta que justo ahí está la oportunidad de un emprendimiento. De acuerdo con el INEGI, 19% de los emprendedores en México –casi cuatro millones– son mujeres. El 49% de ellas tienen entre 18 y 34 años, mientras que el 41% tiene entre 35 y 54 años.
Actualmente y frente a la pandemia, se liberaron créditos y apoyos de capacitación para quienes quieren darse la oportunidad de emprender un micronegocio que puede estar basado en algo que hasta ahora hemos considerado un simple pasatiempo. Aquí encuentras los requisitos. https://www.gob.mx/tandasparaelbienestar
Por: Margarita Lignan Camarena