Lo que aprendimos el 19 de septiembre: solidaridad y organización.

Hoy, más que nunca, debemos estar unidos

El 19 de septiembre de hace dos años, un sismo de gran magnitud sacudió al país; por este movimiento cayeron muchos edificios y casas, sin embargo, esta tragedia levantó y puso en acción a toda una nación.

 

Ese día, luego del sismo, la red telefónica presentó problemas, por lo que miles y miles de personas, en especial las y los jóvenes, comenzaron a informar por redes sociales en dónde había caído un inmueble, en qué calles había heridos, en dónde se necesitaban más manos para ayudar. ¿La respuesta? Apabullante.

 

Cientos de ciudadanos llegaban a los lugares indicados, hacían cadenas humanas para remover escombros, llevaban cubetas, palas, guantes, lo que fuera necesario para poder rescatar a las personas que no habían podido salir a tiempo de sus hogares o trabajos.

 

Muchos llevaban víveres, ropa y medicinas a albergues o acopios provisionales, incluso hubo un grupo de motociclistas en la CDMX que llevó estos insumos de un lugar a otro puesto que todo era un caos y no había muchas opciones de transporte.

 

Amas de casa haciendo y repartiendo comida, estudiantes repartiendo agua a los voluntarios, restaurantes dando café y comida a los rescatistas, vecinos ofreciendo su casa a los que ya no pudieron entrar a sus departamentos, especialistas dando sus servicios de manera gratuita a las personas para saber si su casa estaba en peligro de derrumbe… todas y todos apoyando.

 

Pese al ambiente tenso y triste que se respiraba, fuimos testigos de la solidaridad y el poder de organización de los habitantes de todo un país, sin embargo, a diario pareciera que nos olvidamos de ello y si vemos a alguien en una situación de desventaja, nos hacemos de la vista gorda.

 

Este día en especial deberíamos de recordar que sí podemos ser unidos, que juntos hacemos cosas grandes, que ser solidarios es posible y sobre todo, que brindando la mano a quien nos necesita nos ayuda a llegar al México seguro que queremos.

 

Pequeñas acciones como auxiliar a alguien para que cambie su llanta en medio de la carretera, empujar su auto o pasarle batería; echarle un ojito a la casa de tu vecino cuando no está incluso si no te lo pide; organizar coperachas para ayudar a “doña Juanita” que con mucho trabajo saca adelante a sus tres hijos; acompañar a tu amiga del trabajo a tomar su transporte; donar ropa o cobijas a las personas que viven en las calles e incluso, invertir tu tiempo libre en un voluntariado. Todo lo anterior comienza a cambiar la vida de la gente, se fortalecen lazos y creamos un sentido de pertenencia en nuestra comunidad, el cual, es necesario para construir seguridad ciudadana.

 

Sigamos trabajando por un país solidario y seguro, hagamos un lugar mejor practicando los valores.

 

¡Viva México hoy y siempre!