La construcción de paz y seguridad siempre pasa por lo local

Mtra. Angélica Garnica Sosa [1]

La seguridad es y seguirá siendo la principal preocupación de la población en nuestro país. Lo ha sido en los últimos diez años y, sin duda, lo será en los siguientes 10, 20 o 30 años.

Los retos para serenar y pacificar nuestros territorios han sido motivo de grandes discusiones sobre el deber ser del Ejercito, la Marina, la Policía Federal, las Policías Estatales, las Policías Municipales y, ahora, de la Guardia Nacional, y muy poco sobre los sistemas de justicias penal y cívica, y sobre eso les digo…

No hay seguridad ni paz, SIN justicia cívica y justicia penal, piezas angulares de un estado de derecho.

La capacidad de los gobiernos para dar seguridad no es cosa menor, pero conviene poner los puntos sobre las íes para decir que la respuesta a nuestros problemas de violencia e inseguridad no son solo policías, aunque sí tenemos una deuda impostergable con las personas que se desempeñan en los sistemas policiales, sistema de justicia cívica y sistema de justicia penal.

Pero para avanzar verdaderamente en la construcción de seguridad y paz es necesario comprender la naturaleza y complejidad de los fenómenos de convivencia, violencia e inseguridad en nuestros territorios (municipios). Es decir, urge caracterizar y perfilar los problemas de convivencia, violencia, delitos, capacidades para seguridad, capacidades para justicia cívica y capacidades para justicia penal que tiene cada municipio y la entidad, y hacer un plan de acción inmediata, un plan de remediación para el corto, mediano y largo plazo.

Los factores de riego y las manifestaciones más graves para la violencia y la inseguridad no sólo son atribuibles a la corrupción, al narcotráfico o delincuencia organizada. ¿Qué son problemas graves?, sí, pero no son los únicos que explican la altísima descomposición social, naturalización de la violencia y la impunidad. Hay mucho, muchísimo que hacer en términos de:

  • convivencia,

  • justicia cívica,

  • resolución no violenta del conflicto,

  • mediación,

  • cultura de paz,

  • cultura de la denuncia,

  • cultura de la legalidad,

  • prevención de violencia contra la mujer,

  • prevención de factores de riesgo para la violencia y los consumos,

    • feminicidios, y
    • arraigo social de crimen en nuestras comunidades.

De esos temas parece que a nadie le gusta hablar, tal vez porque resulta impactante hablar de delincuencia organizada, Guardia Nacional, pero el trabajo de reconstrucción de capacidades para seguridad y justicia está a nivel Municipal y Estatal, y es aquí donde el trabajo a nivel de comunidades es fundamental con cada colonia, barrio, pueblo, fraccionamiento, condominios, en espacios públicas, escuelas, universidades y claro en el transporte público y vía pública.  Es una verdad absoluta que ni militares, ni policía federal, ni guardias nacionales atienden estas dimensiones de nuestros problemas de orden básico de convivencia: violencia intrafamiliar, violencia escolar, violencia contra la mujer, consumo de alcohol en vía pública, riñas entre vecinos. A muchos les hace sentido las respuestas de uso de la fuerza, sea a través del ejercito o una Guardia Nacional, para atender los problemas de inseguridad, pero ya les digo que hay mucho más trabajo que hacer en la construcción de ciudadanía, en la estructura social, que nos permita transitar a un pleno Estado de Derecho y ejercicio pleno de ciudadanía no sólo para día de elecciones, y es que si lo pensamos, lo único que nos tenemos es a nosotros, así que nos toca trabajar en la reconstrucción de nuestro tejido familiar y comunitario, y reconstrucción de la vida institucional municipal y estatal. Cualquier alusión a una política de seguridad y justicia debe contemplar mejorar sueldos, prestaciones, equipamiento, capacitación, derechos humanos, dignificación institucional y social para los policías y operadores de sistemas de justica, y eso se construye en lo local y estatal: necesitamos municipios con alto perfil para la seguridad ciudadana y acceso a justicia. Una última reflexión: En lo local, urge recuperar nuestro orden básico de convivencia. Si existen estándares internacionales que indican que necesitamos cuatro policías por cada mil habitantes y una meta inmediata es alcanzar 2 por cada mil, les digo que a esos 3.5 o 2 o 1 policías les hacen falta siempre mil ciudadanos que conozcan sus derechos y sus obligaciones, especialmente cuando son víctimas de delito. No podemos seguir viendo historias de aplicación de “justicia por propia mano”. Eso nos ha hecho mucho daño a todos, a la sociedad y a las instituciones, pero sobre todo a las víctimas. Reflexionemos y actuemos de manera constructiva frente a nuestros problemas de seguridad, aquí, comunidades, están los problemas y aquí la solución.
Last modified: octubre 2, 2019