Descubrí que soy violento, ¿qué hago?

Tú también puedes mejorar

“¡Ay! Si ya sabes cómo es, déjalo un ratito y se le pasa”, “es que ha sufrido mucho y por eso reacciona así”, “¿no le digas nada para que no se enoje?”, “seguro no te quiso hacer daño, entiéndelo”…

 

Claudia escuchaba este tipo de comentarios muy a menudo en la casa de su marido “Poncho” cada que él,  por la mínima cosa, les pegaba a los niños, la humillaba y le gritaba frente a todos.

 

Un día estaban de visita con la abuela y como era costumbre, Alfonso explotó; uno de los tíos, cansado de la situación, lo enfrentó y se originó un gran conflicto porque dijo que él sabía lo que hacía con su familia y que mejor no se metieran.

 

Después de todo el alboroto, comenzó a preguntarse si había una posibilidad de que él fuera violento; en ese momento observó la carita de preocupación de sus hijos y recordó la expresión de miedo que ponía Claudia cada que él se alteraba aunque sea poquito. Aún con temor por conocer la respuesta, habló con su familia y por fin le “cayó el 20”: él sí era violento y los estaba lastimando

 

Si tú como “Poncho” te diste cuenta que eres violenta o violento, hay una cosa que debes de saber:

 

La violencia no es algo con lo que hayamos nacido“ser violento” no es algo normal, algo que “ya se traiga” o algo que desaparece por sí solo y sobre todo, NO es algo con lo que se tenga que vivir toda la vida.”.

 

Para dejar la violencia atrás, es necesaria mucha voluntad y hacerte cargo de tus emociones, procurando contar siempre con la ayuda de un profesional que te dé las herramientas necesarias para modificar conductas dañinas tanto contigo como con los demás.

 

¿Y en dónde puedo encontrarlos? Es cuestión de buscarle, por ejemplo:

 

 

En todo el territorio Mexicano, también existen agrupaciones o asociaciones de la sociedad civil en las que se dan terapias grupales para tratar cualquier problema de violencia, ¡búscalas!

 

Hacerles daño a los demás definitivamente no es normal, cosas como las que le decían a Claudia o del tipo: “es que tú me haces enojar y yo no puedo controlarme”, está justificando, minimizando y normalizando la violencia.

 

Busquemos orientación y mejoremos nuestra manera de relacionarnos.