Escrito por: Jimena Vilchis

Introducción

 La violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones a los derechos humanos más sistemática y naturalizada alrededor del mundo. Una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física y/o sexual a lo largo de su vida (OMS, 2013b).

La violencia contra la mujer es “cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado” (art. 1 Convención de Belém do Pará, 1994). En otras palabras, esta violencia se da por el mero hecho de ser mujeres, es una manifestación de la desigualdad y subordinación de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres.

Para comprender el fenómeno de la violencia contra las mujeres se requiere partir del entendimiento del género. El “género” se refiere a las estructuras sociales a través de las cuales se construyen lo masculino y lo femenino, y se representan socio y culturalmente a hombres y mujeres en un contexto determinado. Esto es, aquellos atributos sociales asociados a ser hombre o mujer. Por ejemplo, el azul es el color de los hombres mientras que el rosa de las mujeres, o bien los hombres son hábiles para los deportes y las mujeres para las manualidades.

Esta dualidad de lo masculino y femenino ha impuesto la subordinación del segundo sobre el primero, es decir, de los hombres sobre las mujeres. Consecuentemente, la posición de las mujeres ha sido históricamente asimétrica tanto en el espacio público como privado, lo cual ha impactado negativamente en el goce de sus derechos.

Esta desigualdad entre géneros ha permitido a los hombres usar la violencia como una forma de control de las mujeres. En este sentido, las características de la violencia contra la mujer son diferentes de las de la violencia contra los hombres. A nivel mundial, los hombres tienen mayores probabilidades de morir como resultado de conflictos armados, por parte de un desconocido; mientras que en las mujeres son mayores las probabilidades de morir a manos de alguien cercano a ellas, como el esposo u otros compañeros íntimos (OMS, 2013a, p.3).

Esta característica de la cercanía de la víctima con el victimario, se ve reforzada por diversas normas sociales y culturales existentes que toleran y fomentan la violencia en contra de las mujeres. Por ejemplo, con frecuencia se considera que el hombre tiene derecho a castigar físicamente a una mujer por no cumplir con sus “obligaciones”, o bien, se tiene la creencia que las mujeres tienen el “deber” de practicar relaciones sexuales con su pareja (OMS, 2013ª, p.4).

Estas normas sociales y culturales son factores de riesgo que impactan sobre la prevalencia de violencia contra las mujeres, sus características y diferencias respecto a la violencia que viven los hombres.

La manifestación de la violencia contra las mujeres se da en muchas formas: física, psicológica, patrimonial, económica, sexual, entre otras, que dañen la dignidad, integridad o libertad de las mujeres. Los asesinatos de mujeres y niñas por razones de género, es decir, aquellos que se realizan como producto del odio a la mujer o la creencia de inferioridad de ésta, son la expresión extrema de la violencia que se comete contra ellas (SEGOB, et. al., 2017, p. 11).

Estos tipos de violencias se viven en diferentes ámbitos de la vida de las mujeres: en el hogar, la calle, la escuela, el trabajo, el ciberespacio, en la comunidad, en la política, en las instituciones, entre otros.

Las diferentes modalidades y expresiones de la violencia impiden el desarrollo de las mujeres y las niñas, menoscaban su libertad y derechos, limitan el pleno desarrollo de sus capacidades, además de impactar negativamente en nuestras sociedades.

Violencia contra mujeres en México

En México seis de cada diez mujeres han sufrido al menos un incidente de violencia a lo largo de su vida (INEGI, 2016). En su expresión más extrema de violencia encontramos que nueve mujeres son asesinadas al día en nuestro país (ONU Mujeres, 2016-2017). Estos crímenes constituyen la negación del derecho a la vida y de la integridad de las mujeres (SEGOB, et. al., 2017).

La violencia en contra de las mujeres en nuestro país ha ido en aumento, las razones son multicausales y multifactoriales que van desde cuestiones estructurales como la discriminación contra las mujeres y el machismo, hasta la situación de violencia general que se ha presentado en los últimos años.

Para 2011, la prevalencia de violencia contra las mujeres en México era del 62.8%, mientras que para 2016 –que es el último dato disponible– el porcentaje de mujeres que han sufrido violencia es de 66.1%, esto refleja un aumentó en 3.3% de mujeres que sufren violencia.

El tipo de violencia más frecuente que viven las mexicanas es la emocional –cinco de cada diez mujeres–, seguida de la violencia sexual –cuatro de cada diez mujeres–; la violencia física –poco más de tres de cada diez mujeres–, y finalmente, la violencia económica, patrimonial y discriminación –tres de cada diez mujeres–(INEGI, 2016).

En cuanto al lugar donde las mujeres viven violencia encontramos que, en los últimos 12 meses, el 25.6% de mujeres ha vivido violencia de pareja. Mientras que el 23.3% ha vivido violencia comunitaria; el 22.5% violencia laboral, el 17.4% violencia escolar, y el 10.3% violencia en el hogar (INEGI, 2016).

Las niñas desde muy temprana edad viven violencia en nuestro país, 4.4 millones de mujeres vivieron violencia sexual durante su infancia. En la mayoría de los casos, su agresor fue una persona cercana, por ejemplo, su tío (20.1%), algún conocido o vecino (16%), su primo (15.7%) o su hermano (8.5%) (INEGI, 2016).

Ahora bien, una forma frecuente de violencia contra las mujeres en el espacio de trabajo es la exigencia de llevar a cabo pruebas de embarazo para ser contratadas (11.8% de mujeres que trabajaron se les fue solicitada). Del mismo modo, el acoso u hostigamiento sexual laboral es una frecuente en la vida de las mujeres por parte de su superior, supervisor o compañero. Al respecto, los Estados con mayor proporción de violencia laboral son Chihuahua, Coahuila, Querétaro, Baja California y Quintana Roo (INEGI, 2016).

En el espacio público -en la calle, parques, y en menor medida en el autobús, microbús, metro- el tipo de violencia que principalmente sufren las mujeres es la sexual (66.8%), tales como: piropos groseros u ofensivos, intimidación, acecho, abuso sexual, violación e intento de violación (INEGI, 2016).

Un tipo de violencia de la que se habla poco es la violencia obstétrica, en los últimos 5 años, el 33.4% de las mujeres que tuvieron un parto, sufrió algún tipo de maltrato por parte de quienes las atendieron en el parto (INEGI, 2016).

Estos datos muestran la realidad de las mujeres, adolescentes y niñas en nuestro país, quienes a diario sufren algún tipo de violencia en cada espacio en el que se desarrollan. 

Como se mencionó con anterioridad, una de las características de la violencia contra las mujeres es que en muchos de los casos las personas que ejercen la violencia son cercanas a las víctimas, de manera particular, la violencia de pareja en México es una de las violencias más toleradas y comunes. Así, tenemos que el 43.9% de mujeres en nuestro país ha sufrido violencia de su pareja actual o última (INEGI, 2016).

La violencia que experimentan con más frecuencia las mexicanas por parte de su pareja es la emocional (40.1%), seguida de la económica o patrimonial (20.9%), la física (17.9%), y en menor proporción la sexual (6.5%) (INEGI, 2016).

En su expresión más extrema de violencia, encontramos que el delito de feminicidio ha ido en aumento en los últimos años. Al respecto, es importante reiterar que la violencia contra las mujeres tiene diferencias significativas frente a la violencia en general, por ello, existe un tipo penal diferente del homicidio –privación de la vida–, el feminicidio es el asesinato intencional de una mujer por por el hecho de ser mujer.

El feminicidio es perpetrado generalmente por los hombres, pero a veces pueden estar involucradas mujeres. El feminicidio difiere en formas específicas de los homicidios de hombres. La mayoría de los feminicidios son cometidos por la pareja de la víctima e incluyen violencia sexual o situaciones en las que las mujeres tienen menos poder o menos recursos que su victimario (OPS, 2013, p.1 ).

En México la tipificación del delito de feminicidio es heterogéneo en cada Estado de la República. A nivel Federal, el Código Penal Federal en su artículo 325 estable aquellos supuestos que nos permiten diferenciar un homicidio de un feminicidio. Al respecto, establece que se entiende por feminicidio:

 “A quien prive de la vida a una mujer por razones de género. Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias:

I. La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;

II. nes o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;

III. Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar,

laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;

IV. Haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza;

V. Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;

VI. La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la vida;

VII. El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público”.

En los últimos años, se puede ver un aumento constante de feminicidios en nuestro país del 2015 a 2018, pasando de 411 casos registrados a 885, esto quiere decir que, en tres años aumentó 115%. Para septiembre de 2019, se tienen registrados 726 presuntos feminicidios (Secretario Ejecutivo del SNSP, 2019). Estos delitos con frecuencia se caracterizan por su brutalidad y la impunidad que los acompaña.

Los Estados con mayor número de feminicidios son Veracruz (140), Estado de México (81) y Nuevo León (53). Sin embargo, cuando hacemos el análisis por el número de población -esto es, por cada 100 mil mujeres- las entidades con mayor porcentaje de feminicidios son Veracruz, Morelos y Sinaloa (Secretario Ejecutivo del SNSP, 2019).

A nivel municipal, los diez Estados con mayor número de feminicidios son: Monterrey, Nuevo León (13); Culiacán, Sinaloa (13); Juárez, Chihuahua (12); Xalapa, Veracruz (11); Guadalajara, Jalisco (9); Centro, Tabasco (9); Coatzacoalcos, Veracruz (9); Iztapalapa, Ciudad de México (8); San Luis Potosí, San Luis Potosí (8), y Nogales, Sonora (8) (Secretario Ejecutivo del SNSP, 2019).

Estas violencias que viven las mujeres día a día en nuestro país generan consecuencias no solo a nivel individual, sino también dentro de la familia, la comunidad y la sociedad en general.

La violencia contra las mujeres y las niñas es inaceptable, ponerle fin es un imperativo que nos convoca a todas y todos. Nombrar la violencia y visibilizar la situación de las mujeres en México es un primer paso, pero no es suficiente.

En conclusión, para evitar la violencia contra las mujeres en México, se requiere generar políticas y estrategias de prevención de la violencia de género que ataque los orígenes de esta y las causas estructurales. Para lo cual es necesario intervenir desde las primeras etapas de la vida de las niñas y los niños para generar una educación que promueva las relaciones de respeto y la igualdad entre todas y todos.

Estas políticas deben tomar en cuenta al público objetivo y el contexto de cada municipio o localidad -incluyendo la capacidad institucional- a fin de que pueda ser una política ejecutable. Asimismo, debe partir de una línea base que mida los espacios y tipos de violencia que viven las mujeres y las niñas con mayor frecuencia.

Igualmente, se requiere por un lado, generar campañas y espacios comunitarios para informar y visibilizar las formas en las que se manifiesta la violencia contra las mujeres y las niñas, y por el otro, fortalecer a las y los servidores públicos para que puedan identificar las etapas tempranas de la violencia en contra de las mujeres, a fin de que estos casos sean atendidos antes de que la violencia escale.

Otro tema prioritario, es generar rutas de atención o protocolos de actuación claros que permitan a las autoridades de primer contacto brindar una adecuada atención o canalización, para evitar la revictimización de mujeres y niñas, así como la reproducción de la violencia institucional.  

Además, se necesita trabajar con las y los jóvenes como motor de cambio, desde el sector educativo, en temas como igualdad de género, no discriminación, nuevas masculinidades a fin de generar nuevas formas de relacionarse. Finalmente, involucrar en la lucha de la violencia contra las mujeres no solo a éstas sino a los hombres como aliados estratégicos para lograr un verdadero cambio.

Lista de referencias bibliográficas

 Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. (1992). Recomendación general num. 19 La violencia contra la mujer.

Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. (2017). Recomendación general num. 35 sobre la violencia por razón de género contra la mujer, por la que se actualiza la recomendación general num. 19. CEDAW/C/GC/35.

Código Penal Federal. (1931). México. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión.

Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. (1979). Resolución 34/180. Asamblea General.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará). (1994). Brasil. Organización de los Estados Americanos.

Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2016). Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en el Hogar. ENDIREH 2016.

ONU Mujeres, a partir de INEGI. (2016-2017). Estadísticas vitales de mortalidad, CONAPO, Conciliación de la Población de México 1970-2015 y proyecciones de la población de México 2016-2050.

Organización Panamericana de la Salud. (2013). Comprender y abordar la violencia contra las mujeres. Femicidio. Washington,DC : OPS , WHO/RHR/12.38.

Organización Mundial de la Salud. (2013). Comprender y abordar la violencia contra las mujeres. Panorama general. Washington,DC : OPS , WHO/RHR/12.35.

Organización Mundial de la Salud. (2013). Departamento de Salud Reproductiva e Investigación, Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Consejo Sudafricano de Investigaciones Médicas, Estimaciones mundiales y regionales de la violencia contra la mujer: prevalencia y efectos de la violencia conyugal y de la violencia sexual no conyugal en la salud.

Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (2019). Información sobre violencia contra las mujeres, Incidencia delictiva y llamadas de emergencia 9-1-1, Centro Nacional de Información. México. Información con corte al 30 de septiembre de 2019.

SEGOB, INMUJERES y ONU Mujeres. (2017). Violencia Feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016. México.

Last modified: febrero 26, 2020