El mejor servicio

Margarita Lignan Camarena

Hoy reinicio mi trabajo bajo esta “nueva normalidad”, lo he extrañado mucho, mi jefe se portó de lujo y nos mantuvo los salarios; así que me siento comprometido a echarle muchas ganas para que salgamos adelante nuevamente.

 

Tengo ya 20 años como mesero, me gusta mucho atender a la gente porque siento que “hago sus sueños realidad”, bueno, algunos chiquitos; te explico, cuando las personas van a un restaurante, esperan que se les atienda como reyes, que modifiques el platillo para que sea justo como lo desean, que acudas a servirles en cuanto desean algo, casi que les adivines, que elijas para ellos el vino perfecto y que hasta conspire uno con la naturaleza para que la fruta esté en su punto. A la gente le gusta sentirse atendida, considerada y hasta apapachada y justo eso hago yo, para mí ése es precisamente el mejor servicio que puedo darles; así que estoy muy contento de volver.

 

– Bienvenidos, por favor, permítanme tomarles la temperatura para que puedan pasar a lavarse las manos y tomar un poco de gel, su mesa está lista.

– Ash, me choca que lo traten a uno como infectado en todos lados.

 

Creo que esta clienta es de las “especiales”, así que seré muy prudente.

 

– Este es nuestro código QR para que puedan consultar nuestro menú, en un momento les tomo su orden.

– Ay no, ¿o sea que voy a tener que descargar una app para leer la cosa esta?, a ver mejor dígame qué tienen.

 

Entiendo que en lo que los clientes se ajustan a las nuevas normas habrá muchas incomodidades, hasta yo reconozco que es incómodo, por ejemplo, esto de traer la careta todo el día es medio asfixiante, de vez en cuando tengo que ir al baño a refrescarme la cara para conservar un aspecto limpio, eso es muy importante.

 

– ¿Qué vas a querer amor?

– Pues yo quiero una pasta, pero en vez de la salsa con la que viene, deme salsa blanca y no le ponga mucho queso, ni apio, pero añádale espárragos y además tráigame queso aparte, no encima.

– Por favor, tráiganos también un vino, lo dejo a su elección que sea fresco y dulce, pero con un toque amaderado.

 

Perfecto, debo poner mucha atención, que no se me vaya ningún detalle y que le atine al vino, jaja.

 

– Oiga joven, ¿si permiten que pasen los doctores con sus batas y todo?, porque ya se sentaron dos allá.

– Bueno señorita, son clientes, ellos ya siguieron todo el protocolo, por eso es que tenemos las mesas separadas, una sí y otra no para que estén cómodos y seguros.

– Pues sí, pero usted es mesero de las dos mesas, ¿cómo sé que no me va a traer un virus de allá?

– Bueno…yo sigo también todos los protocolos, pero si gusta le pido a mi compañero que los siga atendiendo.

– Ya Bianca, está bien. No se preocupe joven, todo bien, muy buena su atención.

 

Bueno, me pondré gel cada que vaya a su mesa, que la señorita me vea hacerlo para que sienta más confianza.

 

– A ver señor, esto que sobró me lo pone para llevar.

– Enseguida le traigo un empaque para que ustedes mismos puedan hacerlo.

– ¿O sea, cómo?, ¿no me puedes poner mi comida para llevar, tengo que hacerlo yo? ¡Uf! para eso mejor me quedo en mi casa.

– Con gusto le explico, dadas las nuevas medidas, nosotros no podemos empacar los alimentos sobrantes, porque…

– ¡Qué horror, qué pésimo servicio, voy a poner una queja!

 

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Hoy fue un día… No diré que malo, pero no tan bueno, me gusta apapachar a la gente, pero también su reconocimiento, no sólo con las propinas, sino con sus gestos, con sus sonrisas que reflejan que mi intención de hacerlos sentir bien, se cumplió.

 

Esta nueva normalidad francamente me parece muy anormal y pesada para todos, pues la vida nos llama a continuarla, a volver a salir, a reencontrarnos con nuestros seres queridos, a reactivar la economía; pero aún con muchas restricciones que nos causan tensión. Entiendo que las personas estén estresadas, algunos perdieron familiares o gente querida, otros se enfermaron y hoy todavía convalecen, la mayoría tenemos un desgaste económico y emocional importante, ¿por qué tratarnos mal unos a otros además de todo lo que nos pasa?

 

He visto mucha delincuencia, personas conduciendo agresivamente, descortesía con la gente que nos ofrece diferentes servicios, principalmente con el sector médico, pero también con los vendedores, las personas de limpia y hasta con nosotros, los meseros.

 

Yo siempre seguiré ofreciendo el mejor servicio, porque como te cuento, lo mío, lo mío es consentir a la gente; pero ojalá esta nueva normalidad incluya como regla, la amabilidad de todos.